El Nevado de Chillán en verano, detrás del ciprés descabezado que vive camino al Mirador del Valle. El Nevado y el Volcán, con sus dos cráteres, tienen nieves eternas. Hace doce años, cuando pasé caminando por esos manchones blancos no me hice mayores preguntas. Ahora, en cambio, me pregunto cuánto tendrán de eternas esas nieves.
domingo, 7 de febrero de 2010
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