Una flor del Magnolio de mi amiga Meche. No hay nada más maravilloso que el tiempo en que estos árboles se llenan de flores, porque ellas son la señal inequívoca de que ha llegado la primavera. Qué acierto de diseño es que florezcan sobre las ramas desnudas.
jueves, 25 de febrero de 2010
martes, 23 de febrero de 2010
Passion Flower
martes, 16 de febrero de 2010
Let It Snow
lunes, 15 de febrero de 2010
Una de estas cosas no es como las otras
domingo, 7 de febrero de 2010
Nieves Eternas
El Nevado de Chillán en verano, detrás del ciprés descabezado que vive camino al Mirador del Valle. El Nevado y el Volcán, con sus dos cráteres, tienen nieves eternas. Hace doce años, cuando pasé caminando por esos manchones blancos no me hice mayores preguntas. Ahora, en cambio, me pregunto cuánto tendrán de eternas esas nieves.
jueves, 4 de febrero de 2010
Bosque
Este es un bosque en la ladera sur de los cerros del Valle Las Trancas. En estos bosques hace frío y hay muy poco ruido. Sólo el sonido de los propios pasos, el crujido de hojas y palos bajo las pisadas y de pronto, a lo lejos, cada cierto rato, un chucao. Pero si es la mañana, pueden escucharse carpinteros golpeando los troncos. Lo que más me gusta de esta foto es el sol que brilla sobre los árboles, pero no lo dejan entrar. Estos son árboles que no dejan ver el bosque.
lunes, 1 de febrero de 2010
Betula Pendula
Es el nombre científico del Abedul. En el jardín de mi casa antigua mi papá plantó tres abedules. Yo me entretenía en despellejarlos, arrancándoles la corteza blanca que cubre los troncos en capas. Mi papá se enojaba, pero yo seguía haciéndolo. Lo mismo que arrancar las semillas secas y molerlas con las manos, para dejarlas caer de a poco como lluvia para que el viento las arrastrara. Las hojas en verano cuelgan de ramitas muy delgadas. Se mueven con el viento y toman mil tonos de verde, según cómo les da la luz. Esta foto es de uno de los Abedules que plantó el papá del Feli en el jardín de Algarrobo.
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